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Cuando la voluntad vence al estruendo de las armas

España y los pueblos de Europa frente al genocidio: la ley y la conciencia más fuertes que los arsenales

Por: Qais Aljoan — septiembre 2025


“Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran.”

— Miguel Hernández

Las voces de los pueblos soplan como vientos tercos que no se dejan encadenar. Han demostrado ser más fuertes que los silencios oficiales, más persistentes que las coartadas diplomáticas. Hoy, en Europa, asistimos a un giro que no surge de palacios ni cancillerías, sino de calles, universidades y conciencias que reclaman justicia.

I. España… un ejemplo digno ante la verdad

En tiempos zarandeados por la doble vara de medir, España se ha colocado en la vereda justa de la historia. No se conformó con condenas retóricas: tradujo la palabra en acción concreta.

No son simples medidas técnicas: es una apuesta ética. España —sin bombas nucleares ni vastos arsenales— decidió invertir en paz, desarrollo y dignidad.

II. Tres dimensiones del compromiso español

  1. Invertir en las personas, no en las armas
    Priorizando educación, sanidad y cooperación internacional antes que la carrera armamentística.
  2. Un historial coherente de apoyo humanitario
    Palestina, Ucrania, Sudán, Nepal, Afganistán… España ha sostenido posiciones constantes del lado de los pueblos vulnerables.
  3. La ley como brújula
    Cada paso se funda en el derecho internacional, la legalidad humanitaria y las resoluciones de la ONU.

III. Europa… cuando despierta la conciencia

El cambio en la respuesta oficial de la UE no ha brotado de la nada. Es fruto de la presión de los pueblos europeos que llenaron plazas, firmaron manifiestos y empujaron a sus gobiernos. Esa presión se unió a la valentía de Estados como Irlanda, Países Bajos y Suecia, que eligieron estar en el lado luminoso de la historia.

Fruto de ello, últimamente, hemos visto:

Conclusión

España demuestra que la conciencia europea, cuando se deja guiar por la calle y por la ley, puede encontrarse con el pulso árabe y musulmán en un mismo cauce de humanidad compartida.

Y, sin embargo, queda una pregunta punzante:

¿Cuándo veremos a la Liga Árabe hablar y actuar con una sola voz firme — no con gestos aislados — en defensa de la justicia?

Si los pueblos de Europa han presionado hasta torcer el rumbo, ¿cómo no habrían de hacerlo quienes tienen la causa más cerca en sangre, en historia y en destino?

Nombres que la historia recordará

La historia, que no suele olvidar a quienes supieron alzar la voz cuando otros callaban, pondrá en la misma página a Pedro Sánchez, presidente de España, a José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, y a Teresa Ribera, que fue la primera voz en Bruselas que se atrevió a pronunciar la palabra genocidio— y a Josep Borrell, cuya trayectoria en la diplomacia europea abrió camino, y sus posicionamientos críticos con la ofensiva en Gaza marcaron el debate europeo.

Junto a ellos quedarán también quienes, desde otros gobiernos europeos, eligieron estar en la parte clara de la historia:


Nota:Este artículo fue publicado por primera vez en Al-Seyasah el 15 de septiembre de 2025.

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Nota editorial: Este ensayo se publica en cinco idiomas. La postura ética y el argumento central son idénticos, aunque el tono y la extensión varían: algunas versiones son más analíticas, otras más retóricas o filosóficas. Esta es una elección deliberada, que refleja cómo cada cultura recibe el discurso. Las diferencias son de forma, no de fondo.